Duele no encontrarse ni a si mismo. No encontrar tu sitio en el mundo. Es como sentirse huérfano. Perdido y solo entre la muchedumbre que nos envuelve. Atacado y herido ante la atenta mirada de la gente. Esa que te ve caer y levantarte pero que nunca te ofrece un pedacito de ellos. Una mano amiga. Una palabra amable.
El miedo te envuelve y de nuevo pones rumbo a ti mismo sabiendo que nadie te acompañará en ese viaje tan especial e intimo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario